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Elsa arroja miradas frenéticas entre la lámpara moribunda y el tintero y la oscuridad y de nuevo la escriba. Piensa, piensa, y se pregunta:
-¿Éste es el último? ¿Es el último libro mágico de la biblioteca?
-Éste… es…- contesta la anciana. Y con sobrenatural desvarío, agrega: ¿Pero de qué biblioteca… me pensás?
A la saltamentes le tiemblan las manos, le transpiran. Actúa empujada por fuerzas desde más allá de la enorme profundidad de sí misma. Abre el libro, con el solo impulso de su esperanza menguante…, y encuentra una pequeña gran respuesta, otra pieza del rompecabezas extraordinario: Alabanza a las lámparas.
CONTINÚA PRÓXIMAMENTE…