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Una descarga quiebra los tímpanos de la niña, quien se retuerce en una mueca de dolor; después de tanto silencio cualquier sonido es un grito. Tras el aturdimiento le llega la voz nasal de su compañero:
-Te escucho Elsa. ¡Estamos sacándote!
Las dos se miran otra vez, y saben que sentirán por tiempo indeterminado la extrañeza de extrañarse.
-…al final nunca supe su nombre…
La escriba se encoge de hombros, sigue risueña, respira con lentitud.
-Buena lucha allá arriba, Elsa.
-Gracias, amiga.
Ya de pie, la buscadora mete el anotador en su bolso de memoria y alza la vista al techo. Espera unos segundos y…
-Beto, tengo el libro. Estoy lista.
-¡Bien!- la voz masculina se aleja dando órdenes a otros que están más allá. Iniciando proceso de extracción en: 5, 4, 3, 2, 1…
CONTINÚA PRÓXIMAMENTE…