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Parte 2/2:
Su madre le sirvió el almuerzo mientras él cotejaba ambos artículos. Uno con una nota sobre un choque y el otro con un derrumbe. Uno con fecha 20 de abril y el otro, 23 de abril.
“¡Tres días en el futuro! ¿Será posible?”
-¿Qué leés?-preguntó la madre.
-No me jodas Rita -contestó él.
Ella por su parte meneó la cabeza y le dejó el plato enfrente, evitando tener mas roces con su hijo. Para Nico, cualquier enojo había pasado de repente a un segundo plano.
Otra prueba, necesitaba otra prueba “Qué mejor que el diario de hoy” se dijo.
Después de comprar la edición del día, montó en su bicicleta hacía la librería.
-¡Hola Manuel! -saludó sin poder ocultar la ansiedad. Haceme una copia de esto -abrió el periódico al azar y se lo entregó. Bastaba que salieran las fechas. Unos silbidos acompañaron la cegadora luz que pasó bajo el original. Segundos después, la esperada fotocopia salió escupida con violencia por la ranura del lado opuesto.
-Listo. Acá tenés tu copia de… ¿y esto para qué lo fotocopiás? -preguntó sorprendido Manuel, frunciendo la nariz como si el papel oliera mal.
-Otro trabajo para la escuela. No paran de darnos tarea…
Cotejó las fechas y, como era de esperarse, la copia pertenecía a unos días en el futuro. Lo único que interesaba: ¡la fecha decía 3 de octubre y todavía era apenas la tarde del 1 de octubre!
“Imprime el futuro. Imprime el puto futuro…” La frase resonó en su cabeza cual campanas retorcidas, etéreas, mágicas.
-Nico, tengo que hablar con vos –le dijo la madre cuando volvió a su casa.
-¿Y ahora qué?
-Voy a ir al médico más tarde, tengo que hacerme un chequeo. Preferiría que te quedases en casa porque tienen que traerme el pedido del supermercado.
“Imbécil…Tengo mil cosas que hacer, mil cosas que pensar…”
El chico respondió con un “si” adornado por insultos irreproducibles.
Rita reprimió una respuesta, estaba demasiado triste, agotada. Bajó la vista y siguió fregando la cocina como si eso la sedara.
-Mierda -volvió a insultar él, a sabiendas que tendría que quedarse toda la tarde y quizás parte de la noche sin salir. Se encerró en el agujero que tenía por pieza y guardó la página fotocopiada en el cajón del escritorio, se tiró en la cama y meditó.
Su madre volvió tarde y fue directo a recostarse.
Llegó la hora de la cena y a Nico le molestó no sentir aroma a comida.
-¿Pero qué te pasa?, ¿Estás enferma?-le preguntó a Rita, indignado porque ella no se había levantado a cocinarle.
-No, nada, estoy un poco mareada nada más. En la heladera hay un poco de pollo frío que sobró del mediodía, sacalo y…
-No voy a comer ese pollo reseco. Es asqueroso -dijo él y volvió a su habitación.
Se dejó caer en la cama otra vez.
“En unos días voy a comer mucho más que pollo frío. Voy a cenar exquisiteces en un restorán. Mañana compro el diario, fotocopio la página de los números de quiniela y en no más de tres días, cuando gane el dinero suficiente, compro todo lo que quiera, incluso, el aparato mágico del librero…si, voy a ser muy rico” fantaseó y fantaseó hasta que el sueño le venció.
Por la mañana, un poco incómodo por haber dormido vestido, y con las tripas regulando, se levantó y fue al baño. No pensaba asistir a clases. En realidad no pensaba volver a clases. Salió corriendo a buscar un kiosco de revistas, cegado por las imágenes mentales de puro lujo. Y olvidó su casa, olvidó a su madre, olvidó la copia que había dejado en el cajón del escritorio la noche anterior: Una página de obituarios del 3 de octubre, donde un nombre encabezaba la larga lista…
Levand Nicolás Fidel (q.e.p.d) Falleció ayer 2 de octubre de 2002. Su madre Rita, y demás familiares que lo aman lo recordarán con amor. Sus restos serán velados mañana a las 22 horas en la sala velatoria S.P.
FIN